Esta tierra recibe a miles de visitantes que año con año llegan a venerar a la imagen de la Inmaculada Concepción de María que se encuentra en el corazón del pueblo, en un impresionante santuario en el que durante el mes de diciembre se festeja con calendas, procesiones y quema de fuegos pirotécnico.

Uno de los puntos más importantes en la identidad cultural juquileña es la música, sonidos interpretados por la orquesta tradicional y típica que combina las cuerdas del violín, la guitarra y el tololoche con el dulce sonido de la flauta y el saxofón, resultando en melodías alegres y melancólicas que evocan las vivencias del pueblo, rinde homenaje a las mujeres juquileñas y reza a la Virgen de Juquila.

Los bailes tradicionales son los mismos de toda la región de la Costa, chilenas, sones, palomos, indias y malagueñas que se ejecutan con garbo y estilo, con un zapateado de tres tiempos original del pueblo que se conjuga con un hermoso traje típico de enaguas coloridas con adornos de encaje, alforzas y blusas que refleja la gran herencia artesanal de la etnia chatina.

La música de los fandangos de las orillas de Juquila o Barrio Arriba, es hoy un emblema de la basta cultura juquileña. Estas melodías se tocaban antiguamente en las mayordomías, presentes, sacadas de novia, bodas o cuando fallecía un niño (angelito). En estas convivencias se podían escuchar, bailar y ver a los “maestros”, que eran invitados a los festejos para bailar las chilenas, sones y juegos antiguos que hacían sonar las notas del violín, la guitarra, el cajón y el cántaro.

Con el paso del tiempo la música de estos fandangos fue evolucionando hasta convertirse en la música de orquesta, pero a su vez, siendo olvidada por las nuevas generaciones.

El día de hoy estos juegos, chilenas y sones tradicionales se ejecutan con orgullo y se presentan como una muestra de lo que fue y es el Pueblo Mágico de Santa Catarina Juquila.